El símbolo de Capricornio es una cabra con una cola de pez, que está repleta de significado.

La cabra es un animal persistente, tenaz y ambicioso, que escala escarpadas pendientes de costado, poco a poco, para lamer los minerales más ricos al tope de la roca. Parecen seguras de sí mismas al saltar los riscos de la montaña, pero de vez en cuando, les agarra vértigo por las alturas a las que se elevan.

Esto es representativo de la puja capricorniana que hace en un sentido verticalista, tratando de vencer los impedimentos que le impone la realidad.

Su cola de pez evoca a lo pisciano, a su parte más espiritual, conectada a lo divino y a la totalidad. Capricornio viene con una gran misión en esta vida, y es ser un puente entre el mundo espiritual y el mundo terrenal, así como la figura del Papa, que es un gran líder espiritual y que (se supone) debe trasmitirnos la voluntad divina.

Es el décimo signo del zodíaco, y en esta instancia nos encontramos en el punto más alto de la rueda.  Este lugar es uno de poder y autoridad, porque a Capricornio se le confiere la tarea de realización del Zodíaco. Venimos de Sagitario, donde buscábamos la unidad del Ser, ahora es momento de materializarla.

La funcion ontológica de Capricornio es, entonces, la de REALIZAR; es decir, llevar a cabo el sistema social a través de la construcción de una estructura que nos haga de soporte a todos como colectivo.

Sin Capricornio, el mundo estaría desordenado; carecería de estructura, ya que es homólogo a nuestros huesos, que permiten que el cuerpo se sostenga. Los capricornianos hacen de sostén no sólo a su propia vida, sino a los que están incluidas a ellas. Ellos deben cumplir con un sentido de Deber, que se les impone desde pequeños.

También Capricornio es la piel, que separa nuestro interior del exterior, y que atestigua el paso del tiempo. La Energía del Padre no sólo está para controlar, mantener, y permitir la vida, (que sin leyes y principios, no existiría), también nos da forma a nuestro contenido y ordena el mundo interno.

Hoy, la energía de Capricornio está representado a través del sistema socioeconómico dominante, capitalista; las instituciones, y a los que les confiramos la potestad de la Autoridad.

Quienes personifican esta energía, son seres que perciben los límites que se les impone en su realidad subjetiva, pero que los toman como una realidad objetiva, razón por la cual Capricornio está hecho para mandar. Es un excelente líder social porque brinda confianza, seguridad y profesionalismo.

Capricornio es un gran proyectista (el arquitecto del zodíaco —el Padre— encargado de dar techo a su familia). Sabe hacer las cosas perfectas (o al menos intentará hacerlo), y si se enfrenta a un terreno desconocido, recordará las respuestas, en su sabiduría de anciano.

Por esto también son excelentes guías y consejeros, y si necesitas una bajada a tierra que te ordene, tener un capricorniano al lado puede ser de mucha ayuda.

El capricorniano, idealmente, es un ser responsable, ambicioso, y tenaz. Tiene grandes anhelos de realizarse, pero esconde un oscuro secreto, y es su miedo latente al fracaso. Un miedo que lo persigue constantemente, así como el sentimiento de insuficiencia, y que lo tiende a contemplar más las fallas que los logros. Se exige mucho a sí mismo y todo lo lleva a ejercer un control sobre su vida. Control que a veces, puede convertirse en su peor enemigo.

Es que lo rige Saturno, planeta de las Estructuras, de los Límites y del Tiempo. Es el Tiempo, que atestigua el ritmo de la Creación, y es el que profesa qué será de todo esto. Es la ley moral que nos obliga, y por la cual agachamos la cabeza y asentimos. Saturno es como un “monstruo” que asecha a la consciencia (en la Astrología Tradicional se lo considera “El Maléfico Mayor), como el padre Saturno que se comía a sus hijos: es la idea del tiempo que nos corre y de un sistema que nos pide que produzcamos para vivir bien.

Así se constituye la relación con el padre (interior), una relación de puja de poderes. O mi papá me sostiene y me resguarda bajo su ala, o carezco de una figura de padre concreta, y que me tocará construir una por mí mismo.

Al menos así lo será en una versión temprana del signo, ya que tiene la condición de que está muy marcado por la evolución del tiempo y por cómo uno integre a su autoridad interior: como figura de castigo, o de superación.

Capricornio se rige por el principio de la realidad, y baja a tierra todas las pretensiones al plano físico. Para que algo sea verdadero, Capricornio tiene que dar fe de los principios y leyes que gobiernan tal cosa. No valen de nada las visiones si no tienen una bajada a tierra, siguiendo una idea de pragmatismo.

Esto les otorga su imagen de seriedad y solemnidad, y es que Capricornio no está para jugar juegos.

Todo Capricornio sabe que el tiempo vale oro, y por eso, no hay manera de establecer una relación sana con él si no te comprometes. La impuntualidad, la vagancia, así como la poca capacidad anticipatoria, son duramente castigadas por Capricornio, cuya palabra, baja línea con la fuerza de un mandato.

Todos necesitamos una ley, porque la ley ordena y permite que el Ser no se degenere y muera. Aquí entendemos la misión más benévola de Saturno y de Capricornio, que es el de la supervivencia. Sin mecanismos de auto-represión, SANA represión, hoy no estaríamos vivos. Internalizar las leyes de manera correcta, nos eleva, porque sólo podés superarte cuando comprendés tus limitaciones internas.

Y la gran misión de Saturno, y de Capricornio como emisario de su Ley, es que allí donde te sientas débil, es donde más tienes que hacerte cargo. Si sientes el miedo, debes de enfrentarlo, porque el camino, es sólo de subida: no hay marcha atrás.

Su elemento es la tierra, razón por la cual se explica su realismo, sentido práctico y material de la vida. Es cierto que a los capricornianos les encanta el dinero, y es porque despierta en ellos las tentaciones de sátiro propio del signo.

Es sólido, perseverante y persistente, y tiene un profundo sentido crítico. No le interesa lo que no es real, concreto y predecible. Porque busca la seguridad, y valora, por sobre todas las cosas, que las cosas sean perdurables, con contenido, y de un alto valor agregado.

Su modalidad cardinal le da iniciativa para encarar proyectos y su proactividad se vuelca al dominio de la vida profesional. Determinado, decidido y proactivo, Capricornio sólo se mueve por metas a largo plazo que se fija a sí mismo.

Todo capricornio tendrá que trabajar su idea de propósito; cuál es el principio por el cual trabajarán toda su vida. Este signo nos eleva a nuestra verdadera trascendencia, aquello que quedará construido tras nuestro paso por este plano, y por lo cual se nos reconocerá. Capricornio nos inmortaliza a través de nuestra obra.

A Capricornio le corresponde naturalmente la Casa X, de la vocación, de la autoridad y de la imagen pública. Por eso son personas que les importa mucho el status quo y el reconocimiento. Este signo es de la élite, y no cualquiera está apto para Capricornio. Si te tocó este signo en tu carta, significa que estás hecho para un propósito.