Marte es el planeta de la acción y del impulso propio. Nos habla de cuál es nuestro Deseo, es decir, aquél motor interno que nos pone en movimiento, y cuáles son las maneras en las que actuamos para conseguirlo.
El Universo se creó —se cree— desde una explosión inicial sin precedentes, por puro impulso propio y por el potencial creativo que tiene. Es el principio de masculino del Ser, y stá presente detrás de toda creación: es la espina de la rosa, la garra de la bestia, el veneno de la serpiente, el colmillo del tigre, los cuernos de la cabra, las pinzas del crustáceo, etc. Sin Marte no sobrevivimos, porque éste representa la capacidad de autoimposición mediante la fuerza bruta, que hace que las cosas rompan ese estado de quietud y reposo.
Este es el falo simbólico, y se constituye como un privilegio, ya que es una fuerza que podemos ejercer a nuestra propia voluntad y nos permite expresarnos con libertad. Y hay algo de esto que cargan todos los hombres, como fieles representantes de lo marciano. Al menos en la cultura que hemos conocido, los varones han sido socializados para exhibir cualidades propias de lo marcial: la potencia, la braveza, la osadía, coraje, actitud, etc.
También nos habla de aquello que consideramos sagrado, y de acuerdo a dónde se encuentre Marte será aquello que defendemos a capa y espada. A modo de ejemplo, un Marte en Sagitario, defiende su libertad de credo con toda vehemencia, mientras que un Marte en Cáncer, si bien no es de imponerse, explotará si ve que su núcleo íntimo está comprometido.
Marte rige a Aries y Escorpio, y esta dualidad explica un mecanismo de su funcionamiento. Toda acción –Aries- encuentra pulsiones interiores, profundas, y sexuales, que la guían desde el inconsciente –Escorpio-. Por otro lado, toda acción ofensiva, es en realidad un grito en oposición a la idea de la muerte. Como tal, este planeta actúa por puro instinto, y las personas que demuestres características de este planeta, serán personas explosivas, impulsivas, viscerales, pasionales y dispuestas a dar batalla por lo que quieren.
Existen otros Martes que no van a la batalla deliberadamente, sino que piensan primero y tejen la estrategia, como sería un Marte en Virgo o Capricornio. Otros como Piscis o Cáncer expresan la energía de manera emocional, siendo la lucha, preponderantemente, con su interior. Con Libra o Tauro, este impulso está puesto en pos de lo venusino, como son el disfrute del placer sensual, la asociación con otros y la búsqueda de la armonía.
El principio marciano es individualista, y resalta las diferencias, por sobre las similitudes, ya que busca la diferenciación y conservación del propio Yo. Allí donde esté en nuestra carta, muestra el área donde buscaremos imponer nuestra libertad personal mediante el conflicto. La violencia es también necesaria, y todos tenemos un Marte, por lo que hemos de hacernos cargo de esa parte nuestra, animal e instintiva. Sino, la proyectaremos en el afuera, quizás en los hombres que admiramos o deseamos sexualmente.
Marte nos habla de nuestros impulsos sexuales, que salen de manera automática. Marte es acción deliberada; es el impulso eléctrico que comanda los músculos y el cuerpo físico, necesarios para la supervivencia. Es nuestra respuesta instintiva ante los peligros y la defensa de la vida.
También guarda una memoria reprimida en el inconsciente que le sirve como archivo evolutivo. Por ejemplo, desde niños podemos reaccionar llorando ante una cara extraña o un sonido amenazador; uno no estuvo en contacto con tal peligro, pero nuestra respuesta instintiva viene de una información kármica, encriptada en Marte (y Plutón). El principio de Marte es pura pulsión de vida –el Eros-, contrario a Plutón, pura pulsión de muerte –el Thanatos-. En un sentido profundo, Marte lucha por vivir, alejándose de la muerte, y de la reunión del alma con su fuente creadora, mientras que Plutón, hace lo opuesto.
Marte acumula tensión y libera energía, y necesita de Venus para armonizar y obtener placer, como dicta la ley de conservación de la energía. Son estos dos los formadores del complejo libidinoso, y actúan en conjunto, aunque de dos modos distintos: Marte empuja, y Venus contiene, Marte conquista, y Venus atrae, Marte tensiona y Venus relaja. Sin Venus, Marte puede degenerar en comportamientos autodestructivos, ya que no tendría su complemento para apaciguarse. Dicho de otro modo, si uno siempre está explotando de furia, eventualmente podríamos morir de un ataque al corazón.
Un Marte armónico, infunde mucha confianza en uno mismo, fuerza e impulso. Estando afligido, puede provocar choques, accidentes, peleas, conflictos, pérdidas fútiles de energía, o provocarnos enemigos.