PlanetasPostMercurio, la Mente Lógica

Mercurio es el planeta que rige el pensamiento, el habla, la comunicación, el comercio, las transacciones y los canales de información. Son los viajes cortos que hacemos con la memoria y los viajes cortos físicos que hacemos dentro de nuestro entorno inmediato. Representa a nuestros hermanos, primos y vecinos, es decir, los contactos sociales espontáneos.

Se lo ve siguiendo al Sol de manera rápida pero muy cambiante, connotando el carácter voluble del planeta y de lo que representa: la mente lógica (diferente de la mente abstracta, que sería Júpiter).

Como principio psicológico, es nuestra capacidad cognoscitiva. Nos habla de los procesos cognitivos: percepción, atención, memoria, lenguaje, pensamiento. Es cómo uno conoce, aprende y se expresa.

Mercurio rige dos signos: Géminis, de un pensamiento más cualitativo y extrovertido; y Virgo, de un pensamiento cuantitativo e introvertido. Son estos los hemisferios del cerebro, derecho e izquierdo, respectivamente, que nos hablan de la parte lúdica, luminosa e inspirada de la mente, así como la parte más racional, reflexiva y calculadora.

Así podremos hablar de personalidades mercuriales cuando tienen un Mercurio dignificado en la carta natal, o que posean a Mercurio en estos signos. Son personas inteligentes, analíticas, reflexivas, comunicativas, objetivas, cambiantes, y con toques de humor.

Y cada Mercurio se expresará de manera diferente, aprenderá con distintos recursos y tendrá un humor típico de acuerdo al signo y la casa en la que se encuentre en nuestra carta. Por ejemplo, un Mercurio en Aries habla y aprende muy rápido, conecta el impulso de sus ideas con la acción, y se expresa de manera, a veces, violenta. Mientras que su Mercurio opuesto, Libra, considerará siempre los dos costados en un intento de balancear, lo cual lo hace más indeciso. Pero se expresa con mayor cordialidad y utilizando recursos estéticos que acompañan su prosa.

Pero Mercurio alberga un concepto más profundo y ontológico. Éste nos habla del principio hermético de la Dualidad. Toda unidad implica necesariamente una polaridad: lo masculino y lo femenino, lo positivo y lo negativo, lo activo y lo pasivo, la luz y la oscuridad, lo bueno y lo malo, la vida y la muerte, etc. El Todo puede ser desmenuzado en un infinito conjunto de unos y ceros, como lo dicta el sistema binario.

Es este, pues, la explicación del origen del Universo: al principio era el Uno -el Logos-, individido. Pero este estado absoluto era impronunciable e impensable, y para ser expresado, tuvo que desdoblarse, proyectándose en la infinidad de posibilidades. Esto nos remonta a la teoría del Big Bang, donde la explosión se genera desde el vacío primordial que lo precede.

La unidad se divide por sí misma. Y fue Dios (como concepto metafísico) quien se creó a sí mismo, probablemente por aburrimiento, o por un estado de inestabilidad absoluto. Así queda cristalizado en su creación, y atrapado en su propio juego mental.

Este juego es la vida misma, llena de contradicciones, donde aparentemente todo está dividido. Mercurio es la manifestación de todo esto.

Esto nos remite al principio hermético de la mentalidad que dicta que Todo es Mente, en tanto todo lo que es, es porque puede ser pensado, o conocido.

El Universo no es más que una simulación producida por la mente divina, con un infinito repertorio de posibilidades que se van desbolando y divergiendo de la matriz unitaria.

Mercurio será entonces el área donde desdoblaremos el mundo en dos y desplegaremos la totalidad de las opciones. En el fondo, será Dios, fragmentado y encarnado en un sujeto, re-conociéndose a sí mismo en su creación.