Tauro es el segundo signo del zodíaco, y en esta instancia aprendemos la importancia del materializar las cosas iniciadas en la etapa ariana. Tauro es la energía de conservar la energía para crear riqueza para ser disfrutada y compartida.

Tauro, a diferencia de Aries, no se está moviendo intempestivamente a por sus objetivos (con el gran gasto calórico que esto representa); esta energía se mueve con paciencia y método, prestando mucha atención al suelo que pisa.

El animal que los representa es el Toro, pesado, sólido y de carácter apacible cuando no es molestado, que pasta sobre la pradera, degustando sensorialmente el mundo físico. El Toro prefiere ahorrar sus energías y dedicarse a disfrutar lo que tiene en frente, pero que, de ser perturbado, toda la ira contenida puede salir expulsada de manera explosiva. Y cuando Tauro se enciende, arrolla a su objetivo con una fuerza sostenida y contundente, potenciada por la masa de su cuerpo.

Tauro se trata de seguridad, antes que nada. Y de controlar todas las variables que me rodean y de las cuales depende el sostenimiento de mi vida. Si Aries era puro impulso de vida, Tauro es la concreción de ésta a través de los rituales que nos conectan con lo real.

Esta energía es muy continente, y propia de la tierra, que es nuestro gran contenedor y que nos permite la vida. Al igual que su planeta regente Venus, representa a la figura de la madre, en tanto dadora del alimento. Tauro es un signo muy conectado con lo femenino y por eso son: receptivos, continentes, cuidadores. Es como la vasija (la vagina y el útero en las mujeres), que admite la vida en su interior y la nutre. Así también son los taurinos, sumamente creativos y dispuestos a obrar por un afuera.

La influencia venusina también hace a los taurinos hedonistas naturales, que buscan el disfrute y la estimulación de sus sentidos. Disfrutan mucho el arte y la belleza en general; para ellos, es fundamental mantener vidas estables y armónicas. Son, además,

El taurino está muy inserto en la tierra y se prende de la materia a través de lo físico. El que diga de sí que no es materialista, miente descaradamente. Puesto que el dinero es una representación de la energía y el potencial de compra, y a Tauro le encanta acumular.

La función ontológica de Tauro es la de TENER, de ahí que estas personas tiendan a la posesividad no sólo de bienes materiales sino también de sus afectos. Lo que les da identidad son las posesiones físicas. De ahí que tiendan a acumular cosas. Les cuesta soltar, incluso emocionalmente, y tienden a retener: varios disgustos repetidos puede provocar una furia sostenida por mucho tiempo.

Como signo de tierra es sólido, durable, resistente, práctico y materialista. Se conectan mucho con el cuerpo, y por eso, éste les pesa. Tienden a ser un poco vagos, pero también son muy trabajadores, y les encanta ganarse la vida. Tauro tiene todo que ver con el merecimiento y con trabajar el sentido de seguridad en uno mismo.

Como signo de modalidad fija tienden a la estabilidad en sus ideas, y por eso la terquedad. Tauro es un coleccionista de cosas, y lo mismo sucede con sus ideas: tardan tiempo en adquirirlas, y no ceden fácilmente.

Les disgusta el cambio, puesto que tienden a la inercia y la permanencia. Un Tauro siempre está por detrás de los detalles que hacen que las cosas tengan un sustento, y eso implica tiempo y dedicación. Por eso, es de esperar que se exasperen cuando las cosas no salen como quieren. ¡No le cambies los planes a último minuto!

Las demostraciones afectuosas, sobre todo físicas (como un abrazo) son muy bienvenidas de sus afectos. Pero si no construiste una relación íntima con él, lo mejor será ir despacio para no molestarlo: llegar al corazón de un taurino puede tomar tiempo.

Tienen un fuerte sentido de los valores de todo tipo: de lo que valen las cosas, los valores éticos y del valor propio. Para Tauro, todo se trata de reciprocidad y merecimiento. Nada está regalado, ni nada se puede dar por sentado.